sábado, 23 de abril de 2011

Asensores de Valparaíso

A fines de Marzo de este año, se ha realizado la segunda marcha en apoyo a los ascensores de Valparaíso, dado el cierre de algunos de ellos en el último tiempo argumentando su no rentabilidad. Esto ha sido una constante como explicación para el abandono y cierre definitivo de una serie de ascensores, que prestaban un importante apoyo a los pobladores de los cerros, sobre todo a los de edad avanzada, madres embarazadas, así como público en general. Sabemos que hoy la razón de mantener abierto o cerrar un ascensor del puerto de Valparaíso, no pasa por las necesidades de los pobladores del sector, sino por las posibilidades económicas que ofrece. No importa quién usa el servicio de los ascensores, sino cuántos lo usan; cuánta es la ganancia económica que genera con su labor de traslado. Es así que los ascensores más rentables no lo son sino a partir de una gran promoción de su uso entre turistas y visitantes esporádicos, evitando la mantención e inversión necesaria en aquellos ascensores, que siendo rentables socialmente, no lo son en las ganancias económicas esperadas. Por estas y otras razones, se ha dado la participación de distintos sectores en dos marchas por el centro de Valparaíso, denunciando el negociado y cierre de distintos ascensores. El llamado ha sido a estatizar los ascensores, evitando su privatización y manejo exclusivamente económico, sin una mirada histórica de lo que significa este medio de transporte tan popular.

Sin embargo, existen las “otras razones” por las cuales se participa de estas manifestaciones. La presencia en estas marchas de un gran número de militantes de los partidos de la concertación, incluyendo a los del llamado pc, muestra estas “otras razones”, expliquémoslas: Estas marchas tienen la característica de ser sin banderas de las organizaciones políticas que las llaman, lo que demuestra un cierto temor a las posibles reacciones de los adherentes, que tienen más que suficientes razones para rechazar la aparición de los concertados, que a los ojos de muchos pobladores han sido los causantes de tanta tragedia que los afecta, a partir de los negociados y corrupción que mantuvieron cuando fueron gobierno, y por ello hoy no tienen el apoyo suficiente como para aparecer públicamente encabezando marchas y manifestaciones, y al no poder hacerlo, les es conveniente aparecer sin banderas, pero además, al darle el carácter de ser o estar sobre los partidos políticos, ya que afecta a amplios sectores que no reconocen militancia política, evitan con este argumento, que otras organizaciones políticas que no tienen nada que temer al levantar sus banderas se puedan a poner a la cabeza de estas y otras luchas sociales. El apoliticismo proclamado tiene como fin, evitar que mientras no sean capaces de embaucar a amplios sectores, nadie les pueda hacer sombra.

Se puede plantear que este es un análisis bastante subjetivo y que no es parte de la realidad, pero quedó demostrado a partir de la segunda marcha realizada a fines de Marzo, donde la participación de sectores populares que se sienten afectados por el cierre de los ascensores bajó considerablemente, en comparación a la convocatoria anterior. Esto confirma que los sectores populares mira, analizan y sacan conclusiones, es decir, no se sienten representados por las personas que tratan de hacer cabeza de estas manifestaciones, son reconocidas como parte de las autoridades anteriores que nada hicieron, es más, mantuvieron y profundizaron la crisis de los ascensores de Valparaíso y ahora aparecen al lado de los afectados, afectados que no fueron escuchados y menos apoyados por los gobiernos de la concertación.

La necesidad de ascensores que cumplan una función social, financiados desde el Estado, sin entrega a privados para su administración, no será posible mientras existan gobiernos que sólo vean las posibles ganancias que se pueden obtener de la repartija y saqueo de todo cuanto pueda ser vendido o entregado en concesión. Sólo será posible con una amplia participación popular que obligue a un Estado al servicio de los patrones, a ceder en las demandas populares, encabezadas por un movimiento social impulsado desde una organización realmente progresista, revolucionaria, que no acepte el chantaje ni el soborno, que tenga la fuerza para imponer el respeto a los intereses populares. Esto es la base necesaria para las grandes transformaciones que realmente darán la solución a la mayoría de los problemas de índole material que afectan a los pueblos que son parte del territorio llamado Chile.

Luís Aravena E.

Fuente: Remolino Popular N° 57, Abril de 2011.

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